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dissabte, 5 d’agost del 2017

BAKALAO: entra en escena la coolwave y el EBM a través de Chocolate.

Viene de BAKALAO: El génesis.

Barraca, como cuenta el artículo de wikipeda del que estoy sableando casi toda la información, introdujo en Valencia una noción de modernidad que no existía en el resto de España. No es sólo la clase de música, centrada a esas alturas casi exclusivamente en el pop y el rock alternativos británicos, sino por el tipo de público que iba a la discoteca y la clase de ocio que representaba esta.

He encontrado esta página increíble, con mogollón de fotos y datos más o menos desordenados, como fogonazos, de lo que representó durante los 80 la ruta destroy: http://www.playgroundmag.net/cultura/books/momentos-clave-Ruta-Destroy-Bacalao-historia-oral-musica-baile-Valencia_0_1882011785.html.

Ahí va una de las fotos:

Aparcamiento de Espiral, años 80. Rockers y siniestros 
Resulta que Barraca introdujo la discoteca como lugar para ir a descubrir música nueva, y para disfrutar de la música que te gustaba. Existía un ánimo de mostrar y de algún modo toda clase de público era bienvenido. Cuentan en playgroundmag.net que entre 1982 y 1985 se puso de moda una droga llamada mescalina. Era la droga del amor: quien la consumía sentía deseos irrefrenables de abrazar, besar... De repente dejó de circular, al parecer porque no interesaba a los traficantes, pues no producía adicción. Fue tanta la popularidad de esa droga que hasta los barcelonese Los Rebeldes le dedicaron una canción en 1985, "Mescalina". Menuda época aquella: llegó a sonar en los 40. A mí me encantaba: me parecía una de las mejores de ese grupo, representante de una escena, la rockabilly que no es que fuera de mis favoritas. Recuerdo bailarla y cantarla como loca cuando sonaba en la radio. Evidentemente no tenía ni idea de que le cantaban a una droga.

El uso de estas drogas buenrollistas quizá ayudara a esa sensación de amabilidad y felicidad que rodeaba esos primeros tiempos del bakalao. Si lees los comentarios en internet de testigos directos del fenómeno no paran de destacar el buen ambiente que había en las discotecas. Yo, por lo poco que me moví en discotecas en aquella época, lo corroboro. No había mal ambiente: sólo ganas de bailar. Era el sitio donde elevarse hacia no sé donde, en medio de la penumbra, con música a todo meter...

Parece ser que la idea de las luces tenues en la pista de baile la introdujeron los inmediatos competidores de Barraca. Tan pronto como en 1982 CHOCOLATE abría sus puertas a apenas 200 metros de la pionera. El dj TONI VIDAL, TONI EL GITANO, fue el responsable musical de los primeros tiempos de la discoteca. La idea era dar un paso más que Barraca y buscar aún más abajo de la escena alternativa, justo en el sótano, en donde la coolwave, ignorada limpiamente en su país de origen, atronaba con sus ritmos marciales y sus órganos gélidos: THROBBING GRISTLE, ALIEN SEX FIEND, CABARET VOLTAIRE, ANNE CLARK, pero también propuestas más accesibles junto a otras directamente vanguardistas, como BAUHAUS, SISTERS OF MERCY, THE FALL, THE FUZZTONES, THE LORDS OF THE NEW CHURCH... Esta clase de sonidos en unos años llegaron al sur de la Comunidad Valenciana, en donde emprezaron a esparcirse a través de Maná Maná, Central Rock y Metro. Ya digo que a la altura de 1985 sonaban sin parar estos grupos en la programación convencional de Radio Elche, la radio más escuchada de la ciudad.

Una consecuencia de todo esto es que todos estos grupos entraron a España por la Comunidad Valenciana. La tienda Zic Zac, en Valencia, siempre andaba cargada de las últimas novedades inglesas. Se dice que ahí se acuñó el término bakalao, por uno de sus clientes, que llamaba así a esos jugosos vinilos recién salidos del horno. Los pinchadiscos de las principales salas también se acostumbraron a visitar Londres con asiduidad: había unas tiendas y había unos sellos infalibles. La crítica aquí no tuvo nada que ver: les guiaban sus oídos. Crearon su propio star system. Grupos como los mencionados, aparte de Peter Murphy, Immculate Fools, The Sound, The Esence, Psychedelic Fools, Happy Mondays, Stone Roses tocaron por primera vez en España en Valencia y alrededores. En Maná Maná se estrenaron Psychedelic Furs en España, o eso recuerdo haber leído por ahí.

Quizá un gesto, que rememoran en playground.net, contenga en sí mismo la esencia de esta escena y, al mismo tiempo, la semilla de su degradación. El dj de Barraca Carlos Simó destrozaba en medio de sus sesiones los discos de su repertorio que empezaban a sonar en la radio comerical. Luego, arrojaba los trozos al público. Así se abría las puertas a seguir profundizando, a buscar lo ignoto.

Es curioso que se fomentara esa curiosidad por la música underground a toda costa, pero que no se generara una escena local siguiendo a esos supuestos héroes. Quizá la forma de acceder a la música y el amor por lo oculto la convertía en algo casi misterioso, inaccesible de alguna manera y, al mismo tiempo, inagotable. Siempre habría alguna novedad que echarse a los oídos. Cuando Chocolate abrió el foco a los sonidos industriales y la coolwave esto aparejó la entrada en escena de la EBM, el techno y el house. En ese sentido esta escena tiene concomitancias con la escena del Northern Soul: se alimentaba de incunables del soul de finales de los 60, tenía sus propias características e idiosincrasia, que nadie de fuera nunca llegaba a entender o apreciar, y no generó una escena de grupos. Se trataba de bailar con sonidos raros, de alimentar el misterio y, de alguna manera, la exclusividad, de la que hablo en la primera parte de esta serie sobre el bakalao.

Después de Chocolate se abrieron sucesivamente una serie de discotecas en su estela, Espiral, ACTV, Spook Factory, Puzzle, OTK en Ontinyent y las de la Vega Baja alicantina, que en ninguna de estas webs valencianas encuentran cabida. Somos los marginados de los marginados, parece. La búsqueda de la novedad coincidió con la creación de una nueva cultura del baile underground a nivel anglosajón, con la aparición del house. En determinadas salas el eclecticismo de los comienzos de la movida había dado paso al reino del bombo. Y es ahí donde entra el fin de la escena, explicada de nuevo por playground.net: "Cuando la cabina Puzzle toma la iniciativa metiendo pianos y voces —las comercialísimas y denostadas 'cantaditas'—, la era de la electrónica pop y oscura acabó. Barraca hizo una icónica fiesta llamada Perestroika, tomando la palabra que designaba la 'reestructuración' que emprendía el gobierno soviético ante su inevitable hundimiento. Con estética del Tetris en la Plaza Roja, se acabaron las guitarras y comenzó la recta final de la Ruta." Si te emociona esta parte del post es que viviste todo esto: sí, es bonito haber formado parte de algo tan chulo.

La ruta murió pero se había creado el germen de una movida nueva, muy distante en intenciones a aquella originaria, en la que se ofrecía diversión y música a la gente de una manera insólita, sin ídolos, sin discurso alguno, sin ideología. La diversión y la búsqueda de la novedad por parte de los djs eran sus principios rectores. Bailar buena música y divertirse durante horas y días, esa era el objetivo de su público. O si no que se lo pregunten a estas chicas:

Aparcamiento de discoteca valenciana de los 80 al amanecer.

La movida de la que hablo era la relacionada con la música mákina, con la estética bacala, con las macrodiscotecas en polígonos que se reprodujeron en toda España a partir del germen de la Ruta del Bakalao. Esta nueva escena merece su análisis por separado, que iniciaré en breve dentro de la serie que estoy dedicando a las música de barrio españolas.

Continúa en Músicas del barrio en España: la música mákina y los bakalas.

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